s/t

Cada día siento que me faltará la fuerza para continuar. No es una verdad certera que dé en el corazón de la duda, más bien es la precaria manera de saber que estoy vivo y que aún tengo mis manos, mi corazón, mi piel y mis necedades; es como hacer un trabajo con muy poca disciplina, parecido a despertar en la mañana y tratar de encontrar una manera en que algo de lo que sucede tenga una afortunada trascendencia en mi memoria, tan abrazada últimamente al doble filo del permanecer y aniquilarse.Aún así a pesar de la condena de esta triste existencia, mediada en la condición de lo que quiere y lo que logra uno hacer, sigo tomando mis papeles, sigo haciendo lo que se supone debo hacer, cumplir con esto o aquello, y mantengo en un anhelante suspiro latente lo que no puedo decir, que es que se me revienta el pecho con el látigo de espuma de una cicatriz que desaparece en medio de la noche.